24 de octubre de 2018

Neiker aborda con éxito el control de la paratuberculosis bovina en Euskadi mediante vacunación

Neiker-Tecnalia, junto con los Servicios de Ganadería de las Diputaciones Forales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, ha llevado a cabo durante más de una década un ensayo de campo para el control de la enfermedad

El objetivo de este proyecto ha sido mantener la productividad de las explotaciones ganaderas afectadas por esta patología

NEIKER-Tecnalia junto con los Servicios de Ganadería de las Diputaciones Forales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa ha llevado a cabo durante más de una década un ensayo de campo para el control de esta enfermedad. El objetivo de este proyecto ha sido mantener la productividad de las explotaciones ganaderas afectadas por esta micobacteriosis.

La paratuberculosis es una enfermedad de distribución mundial que afecta a muchas especies, pero principalmente a los rumiantes. A partir de la revisión de diferentes estudios publicados se puede decir que entre el 25% y el 65% de las explotaciones de bovino lechero se ven afectadas por esta enfermedad. Estos datos son orientativos, ya que los estudios se han llevado a cabo en diferentes países y se han empleado distintos criterios técnicos para su estimación. El agente que produce esta enfermedad es una bacteria llamada Mycobacterium avium subespecie paratuberculosis (Map). Esta micobacteria posee una compleja pared que le confiere una resistencia extraordinaria y le permite sobrevivir en situaciones extremas.

Una característica de esta enfermedad es la lentitud con la que progresa. Los animales afectados eliminan la bacteria principalmente con las heces lo que hace que se disemine con facilidad. Los animales más susceptibles a la infección son los jóvenes, pero los primeros síntomas no aparecen hasta después del primer parto, precisamente cuando los animales empiezan su vida productiva. Esto hace que la rentabilidad de las explotaciones se vea comprometida.

El control de la paratuberculosis bovina en la actualidad se basa en dos estrategias: la detección de los animales infectados mediante técnicas de laboratorio para proceder a su sacrificio en matadero, y la mejora del manejo para evitar el contagio de los animales jóvenes. Existe una tercera estrategia, la vacunación. La primera de estas estrategias es cara tanto por el coste de los análisis como por la necesidad de eliminar un número elevado de animales.

La segunda estrategia por sí sola es poco efectiva, aunque totalmente recomendable como apoyo a las otras dos, ya que es necesario ser extremadamente cuidadoso con las pautas de manejo para obtener resultados a muy largo plazo. Finalmente, la vacunación es la estrategia que tiene un mejor balance coste-beneficio, pero su aplicación en ganado bovino dificulta el diagnóstico de la tuberculosis, enfermedad sometida a campañas oficiales de erradicación. Por esta razón, la vacunación frente a paratuberculosis en ganado bovino no está autorizada en el estado. Sin embargo, la baja prevalencia de la tuberculosis bovina en la CAE (< 0,1% de explotaciones afectadas), junto con el problema acuciante que suponía la paratuberculosis para algunas de nuestras explotaciones, hizo que se pusiera en marcha un ensayo de campo tras la obtención de las autorizaciones pertinentes. Durante estos años han participado en este ensayo 29 explotaciones, 21 de ellas siguiendo un plan de control basado en la vacunación y las 8 restantes un plan basado en la detección mediante técnicas de laboratorio y eliminación de positivos.

Los resultados obtenidos confirman que el control de la paratuberculosis mediante vacunación es la mejor estrategia. Dejan de aparecer animales con síntomas clínicos inmediatamente tras la aplicación de la vacuna y se reduce de forma drástica el número de animales excretores de la bacteria, lo que redunda en una menor contaminación ambiental y un menor riesgo de contagio. En base a los resultados del último muestreo anual llevado a cabo en 2017, en el 86% de las explotaciones vacunadas no se detectaron animales excretores mediante el análisis de las heces. Además, el 66% de las explotaciones que entraron en el estudio antes de 2012 llevan cinco años o más siendo negativas en los análisis anuales de muestras fecales. Esto último hace pensar que no sólo el control sino también la erradicación de la enfermedad es factible en un periodo relativamente corto de tiempo y con un coste asumible por los ganaderos.

En cualquier caso, en la elección del programa de control siempre debe tenerse en cuenta el historial clínico de la explotación y la prevalencia de la enfermedad en base a los resultados de laboratorio, las limitaciones comerciales que puede suponer la vacunación y, sobre todo, la situación epidemiológica en la zona respecto a la tuberculosis.

En un momento en el que la rentabilidad de las explotaciones ganaderas depende de pequeños márgenes, invertir en mejorar el estado sanitario de los animales es una buena decisión. El gasto que supone el diagnóstico de laboratorio o establecer buenas pautas de vacunación se ve ampliamente recompensado por una reducción en las bajas y por una mayor productividad de los animales.

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