Neiker-Tecnalia, la empresa Inkoa Sistemas y un consorcio de cuatro países africanos participan actualmente en el proyecto SPIRIT (Strengthening the capacities for fostering innovation along potato value chains in East Africa),
cuya finalidad es promover la innovación a lo largo de la cadena de valor de la patata en África del Este.
Inkoa actúa como coordinadora del proyecto y junto con Neiker-Tecnalia se ocupa del apartado técnico de esta iniciativa, en la que participan disintos centros de investigación de Tanzania, Rwanda, Uganda, y Kenya. El proyecto resulta de gran importancia ya que la patata desempeña un papel fundamental en la lucha contra el hambre y la pobreza extrema.
La producción de patata se ha duplicado desde 1994 en el África Subsahariana
El proyecto SPIRIT persigue cuatro objetivos principales: crear nuevos grupos formados por organismos de investigación de países de África Oriental, aumentar la financiación de los centros de investigación locales implicados en la investigación de la patata, integrar a los agentes implicados en la cadena de valor de la patata (organizaciones de agricultores, empresas de procesado, etc.) en nuevos proyectos de investigación y poner en práctica tecnologías innovadoras relevantes del sector. Para llevar a cabo estos fines, el proyecto SPIRIT (FED/2013/330-228) cuenta con la financiación del programa ACP S&T II de la Unión Europea.
La producción de patata se ha duplicado desde 1994 en el África Subsahariana, y un 70 % de ese crecimiento se concentra en África Oriental, donde es producida casi completamente por agricultores a pequeña escala. Se trata de un alimento con una demanda creciente de productos frescos y procesados (patatas fritas, chips, congeladas, etc.), sobre todo en las áreas urbanas, que crecen rápidamente. Por tanto, el proyecto SPIRIT ayudará a países en vías de desarrollo a reducir su dependencia de la importación y desarrollar un sector local fuerte. Además, la promoción y la innovación de este cultivo generará nuevas oportunidades para el empleo -sobre todo de mujeres- y contribuirá a reducir la inflación en el precio de los alimentos.
La implicación de los agentes locales resulta esencial en el programa SPIRIT; de ahí que se haya constituido un consorcio formado por el Instituto de Investigación Agrícola -Uyole (ARI-Uyole)- de Tanzania; el Colegio de Agricultura, Ciencias Animales y Medicina Veterinaria (CAVM) de Rwanda; la Universidad Makerere (MAK) de Uganda; y la Universidad de Nairobi (UoN) de Kenya. Estas entidades tendrán un papel fundamental para cumplir con el objetivo de transferir los conocimientos y difundir los resultados del proyecto. Actualmente existen grandes dificultades para la transferencia a lo largo de la cadena de valor de la patata, por lo que SPIRIT incidirá en la captación de fondos que hagan posible que el sector de la patata cuente con las estructuras y tecnologías suficientes para su promoción y desarrollo.
Cultivo de primera necesidad
El sector de la patata tiene gran relevancia en los cuatro países participanes, como se demuestra en el número de agricultores que la cultivan: 500.000 en Uganda, 700.000 en Tanzania, 1.109.000 en Ruanda, y 650.000 en Kenia. La contribución de la agricultura al producto nacional bruto oscila entre el 24,2% de Kenya hasta el 42% de Uganda. En África Oriental la patata es un cultivo de primera necesidad y en el caso de Rwanda su consumo alcanza los 125 kg anuales por persona. Se trata, por tanto, de un producto agrícola que contribuye de manera decisiva en la seguriad alimentaria y en los ingresos económicos de la población.
El cultivo de patata en África Oriental está caracterizado por su baja productividad, que es de 7 a 15 toneladas por hectárea, mientras que en Europa es de 60 toneladas. Esto se debe fundamentalmente a la escasez de agua y falta de regadío, al uso de variedades poco adaptadas a las condiciones climáticas y a la poca utilización de semilla certificada, entre otros factores. SPIRIT incidirá en todos estos aspectos para mejorar el rendimiento de los cultivos.
Otro de los objetivos del proyecto consiste en fomentar la creación de asociaciones de agricultores y mejorar la ya existentes, que adolecen de mala organización y falta de recursos humanos y financieros. El programa contribuirá a mejorar la coordinación entre compradorees, productores, instituciones y el resto de agentes que conforman la cadena de valor de la patata.