10 de diciembre de 2013

Buscadores de árboles viejos y monumentales

La imagen del País Vasco ha estado tradicionalmente ligada a los paisajes boscosos y a los árboles de gran tamaño. También abundan los árboles ligados a hechos históricos o a costumbres locales.

Quizá por esa abundancia en árboles monumentales, sorprende un poco que no exista una organización dedicada a la búsqueda y protección de estos árboles.

Breve repaso de las iniciativas en el País Vasco
El 15 de diciembre de 1987, el Departamento de Urbanismo, Vivienda y Medio Ambiente del Gobierno Vasco convocó un Concurso de Árboles Singulares dirigido a escolares. La relación de árboles premiados permitió al Gobierno Vasco publicar en 1990 el libro Árboles Singulares de Euskadi, que pretendía ser un extenso catálogo de árboles de interés para su conservación y recopilados por comarcas, aunque sin consecuencias prácticas en cuanto a la declaración de estos árboles.

No fue hasta la Ley 16/1994, de 30 de junio, de Conservación de la Naturaleza, cuando el País Vasco empezó a contar con la figura legal de los Árboles Singulares. A partir de entonces, las Diputaciones Forales acometieron diversos trabajos de inventariación de los árboles que reunían un valor histórico o monumental con vistas a su posible catalogación. Actualmente hay 25 Árboles Singulares declarados y se prevé que Bizkaia declare en breve algunos más, con el fin de que cada Territorio Histórico cuente con una decena de estos Árboles.

Para la mayor parte de ellos, el principal motivo de catalogación ha sido la edad o el tamaño, aunque en algunos han intervenido motivos históricos o culturales. La variedad en especies y localización es considerable. De los 25 árboles declarados en la actualidad:
– 5 se ubican en Bizkaia; 10 en Álava y 10 en Gipuzkoa
– 6 en Parques Naturales, 19 no
– 9 son coníferas, 15 frondosas más un Ginkgo
– 9 están en Montes de Utilidad Pública, 16 no
– 12 en entorno forestal, 13 en entornos más o menos urbanizados
– 18 son de origen aparentemente natural, 7 plantados

El principal motivo de catalogación ha sido la edad o el tamaño, aunque en algunos han intervenido motivos históricos o culturales.

Desde 1997 no se ha declarado ningún nuevo Árbol Singular, pero las Diputaciones Forales han llevado a cabo diversos trabajos de inventario y protección del arbolado viejo y monumental. La guardería forestal, tradicionalmente, ha venido siendo la principal fuente de información para realizar este tipo de trabajos. El proyecto LIFE+ «Biodiversidad y trasmochos» ha permitido recopilar todas esas iniciativas y reseñarlas en el reciente libro de Apuntes sobre trasmochos, descargable en la web.

Uno de los parámetros que el Inventario Forestal Nacional mide en relación con la biodiversidad es la presencia de árboles añosos, entendiendo como tales los árboles que superan un diámetro considerable, superior al metro, y que estén presentes en las parcelas de inventario de cada provincia. La parte oriental de la Llanada Alavesa, que cubre los piedemontes de las sierras de Elgea, Aizkorri-Aratz y Entzia, presenta la mayor concentración de todo el territorio vasco en cuanto a presencia de esos árboles añosos, principalmente de los géneros Quercus y Fagus.

Tomando las cifras del Inventario Forestal Nacional, el número de árboles gruesos (con diámetro superior a 60 cm) está aumentando en el País Vasco. En 1972 sólo se inventariaron 600.000 árboles gruesos; en 2005 ya se contabilizaron 2,1 millones y en 2011 se ha calculado un número cercano a 2,5 millones, por lo que prácticamente toca a uno de estos árboles gruesos por habitante del País Vasco. Un millón de estos árboles son coníferas, en su mayoría pinos radiata repartidos entre Bizkaia y Gipuzkoa. Millón y medio, por su parte, son frondosas, de ellas 900.000 hayas, y repartidas en su mayor parte entre Álava y Gipuzkoa. En conjunto, se estima que la mitad del total de esos árboles gruesos son de propiedad privada. Gipuzkoa es el Territorio que concentra un mayor número de esos árboles gruesos.

Otras iniciativas como ejemplo
Las salidas al monte organizadas por el Programa «Abraza tus Árboles» (www.sdlmedioambiente.com), por la Asociación de Amigos de los árboles Viejos, en Navarra (www.arbolesviejos.org), o por TREPALARI-Asociación Vasco-Navarra de Arboricultura (www.trepalari.org) están siendo unas buenas formas de puesta en valor de los árboles viejos y monumentales.

La asociación American Forests es una ONG dedicada a la protección y expansión de los bosques de los Estados Unidos de América. Desde 1990, llevan plantados más de 40 millones de árboles y anualmente incluyen más de 750 grandes árboles (llamados «champions») en su Registro Nacional de Grandes Árboles (Big Trees). En su página web http://www.americanforests.org/our-programs/bigtree/ explican este ambicioso programa.

En Europa, la organización English Nature comenzó en 1996 un proyecto llamado Veteran Trees Initiative (VTI), con el fin de promover la conservación de los árboles viejos que albergaban las Islas Británicas.

Actualmente, el inventario conocido como Tree Register of Britain and Ireland (TROBI) ha conseguido alcanzar una cifra de 150.000 árboles registrados y geolocalizados. En la dirección www.ancient-tree-hunt.org.uk es posible consultar la ubicación y las características de todos esos árboles inventariados por un gran número de voluntarios. Son particularmente interesantes las páginas web de Woodland Trust (http://www.woodlandtrust.org.uk/) y de Ancient Tree Forum (http://frontpage.woodland-trust.org.uk/ancient-tree-forum/atfhome/home.htm), donde se pueden consultar diversas publicaciones técnicas referentes a la conservación de arbolado viejo y trasmocho.

Hay que tener en cuenta que los árboles viejos son una excelente fuente de biodiversidad. Un árbol que ha sobrevivido décadas o siglos en el mismo sitio puede legar a su descendencia sus propios genes y, a la vez, su propio tamaño permite conservar a muchas especies de fauna y flora que se protegen a su abrigo. Incluso muerto, un árbol de grandes dimensiones alberga durante muchos años en su interior larvas de numerosas especies saproxílicas de gran valor natural, además de multitud de hongos y demás organismos menos visibles.

En muchos bosques se protegen expresamente de la corta los árboles más antiguos y reseñables, incluso con carteles que explican la historia de los árboles más conocidos. Desde hace décadas, en el País Vasco también se suelen conservar los árboles viejos en las actuaciones forestales, porque más allá del valor de su madera se reconoce su gran papel en la sostenibilidad y en la conservación de la Naturaleza.

¿Por qué no ha surgido en el País Vasco ninguna organización dedicada a localizar y proteger a los árboles viejos? ¿Tal vez porque abundan y por ello no les damos la importancia que podrían tener? En varias excursiones en las que he recorrido nuestros bosques junto con visitantes foráneos, éstos se han sorprendido al ver paisajes que los de aquí asumimos como frecuentes, como abundantes. Lo grande, lo alto, lo viejo suele fascinar, sobre todo si todo ello se une en un mismo paisaje. Los árboles trasmochos, los hayedos de las umbrías, los robledales adehesados de las llanuras, las plantaciones adultas de pino radiata o abeto Douglas,… Damos por hecho que estos bosques maduros siempre han ocupado nuestros montes y siempre seguirán allí, pero puede que no sea así. Nuestras masas forestales han sido creadas o modeladas por el ser humano y, si se abandonan a su suerte, corremos el riesgo de perderlas, de verlas sustituidas por otras formaciones menos valiosas en todos los sentidos.

En nuestra mano está dar a conocer estos tesoros naturales, protegerlos y legarlos a las nuevas generaciones.

 

Texto y Fotos: Alejandro Cantero (Hazi Kontsultoria)

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