La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más grave del siglo XXI y se asocia a una mayor probabilidad de discapacidad y muerte prematura en la edad adulta.
Según la Organización Mundial de Salud (OMS), el 33% de los niños, de 2 a 17 años, padece sobrepeso y obesidad. La Comunidad Autónoma del País Vasco no se libra de este problema. La ingesta excesiva de alimentos con alta densidad energética y de fácil acceso; el mayor tamaño de las raciones; y una baja ingesta de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, frente a una elevada ingesta de azúcares (bebidas carbonatadas y azúcares añadidos), grasas saturadas (comida rápida, precocinados y procesados) y proteína animal (carnes rojas y embutidos), es el patrón de dieta poco saludable en la población infantil.
Según la Organización Mundial de Salud (OMS), el 33% de los niños, de 2 a 17 años, padece sobrepeso y obesidad.
El proyecto EMOI, financiado por las ayudas ELKARTEK 2017 del Gobierno Vasco, pondrá el foco de su actuación en el estudio de los lípidos de membrana –parte esencial de la barrera que contribuye a mantener el equilibrio entre el interior y el exterior de las células–, los estudios de microbiota –factor independiente que contribuye a la obesidad relacionada con la dieta–, el estudio de microRNAs –fragmentos de ARN no codificantes que regulan una gran cantidad de genes involucrados en el metabolismo de los lípidos y los hidratos de carbono– y la saciedad, que juega un papel primordial en el control de la relación entre la ingesta de alimentos y las necesidades energéticas del individuo.
Bases para el futuro desarrollo industrial de nuevos productos y soluciones
Los resultados del proyecto EMOI permitirán aportar soluciones al mercado global de salud y nutrición y sentarán las bases para el futuro desarrollo industrial de nuevos productos y soluciones. En este sentido, se podrán desarrollar nuevos alimentos y suplementos tanto preventivos como de aplicación en la población obesa. La revisión de dietas específicas y el conocimiento del impacto de la ingesta de distintos alimentos, permitirá al sector alimentario adecuar sus productos para la prevención de la obesidad y diseñar fórmulas novedosas y suplementos para tal efecto, abriendo nuevos nichos de mercado.
Se prevé, asimismo, implementar análisis clínicos mínimamente invasivos que podrán dar lugar a nuevas empresas de base tecnológica en el campo de la clínica y el diagnóstico personalizado. Además, este tipo de análisis permitiría el control y seguimiento de la población para la prevención de la obesidad y para la detección de otros posibles trastornos metabólicos. La identificación de dianas terapéuticas y de biomarcadores será de gran interés para compañías biotecnológicas y farmacéuticas de cara al desarrollo de productos como kits de diagnóstico.
La identificación de parámetros clave servirá para desarrollar fármacos y nutraceúticos altamente específicos, dirigidos a obesidad que ayuden a combatir o prevenir, respectivamente, las enfermedades metabólicas.
Finalmente, la personalización de los tratamientos pasa por la integración de diferentes datos clínicos, necesidades nutricionales y sensoriales del individuo, requerimientos de ejercicio, control de constantes vitales, etc. para generar herramientas que permitan al individuo el autocontrol de su salud o patología y que dichas herramientas le ofrezcan opciones de compra, dietas, suplementos, actividad física, etc.
Proyecto enmarcado en la Estrategia RIS3
El proyecto EMOI se enmarca en el Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación 2020, puesto en marcha por el Gobierno Vasco, tomando como referencia la estrategia RIS3 de especialización inteligente aprobada por la Unión Europea. La Estrategia RIS3 pretende definir estrategias de I+D+i, que concentren sus recursos e inversiones en áreas donde existen claras sinergias con las capacidades productivas existentes y potenciales en Euskadi. El Gobierno Vasco ha definido tres prioridades de especialización inteligente, entre las que se encuentran las biociencias, dónde la salud humana es el principal núcleo de actividad. La prioridad de biociencias del plan RIS3 se deriva de una apuesta estratégica sostenida que ha conducido a la creación de una red científico-tecnológica con capacidades de alto nivel para apoyar en la diversificación de la economía. En este sentido, se ha realizado una apuesta por la transversalidad y la colaboración entre las prioridades Salud y Alimentación, buscando nuevas oportunidades de desarrollo conjunto.